Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II, nació en Wadowice, Polonia, el 18 de mayo de 1920.
Su pontificado de casi 27 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia.
Su muerte, el 5 de abril de 2005, conmocionó al mundo entero, quienes aun lo recuerdan con cariño como el "Papa Peregrino", por sus múltiples viajes alrededor del mundo llevando "mensajes de paz", amor y unión a los pueblos, y en especial hacia los jóvenes, con quienes siempre tuvo una gran cercanía...
"Queridos
jóvenes, sólo Jesús conoce vuestro corazón, vuestros deseos
más profundos. Sólo Él, que os ha amado hasta la muerte, (cfr
Jn 13,1), es capaz de colmar vuestras aspiraciones. Sus palabras
son palabras de vida eterna, palabras que dan sentido a la vida.
Nadie fuera de Cristo podrá daros la verdadera felicidad".
Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II para la XVIII Jornada
Mundial de la Juventud. 25 de julio 2002.Fue beatificado en un tiempo récord por Benedicto XVI, el 1 de mayo de 2011, y hoy, 22 de Octubre, se celebra la fiesta litúrgica del Beato Juan Pablo II, celebración a su memoria en esta fecha especial debido a que ese día en 1978, él inició su pontificado.
Quisiera dejarlos ahora, en este mes de la Familia que ya pronto se acaba, con algunas bellas frases de nuestro querido Beato Juan Pablo II dirigido a todas las familias del mundo, y esperando que en este día tan especial se unan las familias en oración, para comenzar así una nueva semana de vida con Dios en nuestro corazón.
"La
familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una
oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que
se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración".
"A
una familia que hace oración no le faltará nunca la conciencia
de la propia vocación fundamental: la de ser un gran camino de
comunión".
La
acogida, el amor, la estima, el servicio múltiple y unitario
-material, afectivo, educativo, espiritual- a cada niño que
viene a este mundo, debería constituir siempre una nota
distintiva e irrenunciable de los cristianos, especialmente de
las familias cristianas; así los niños, a la vez que crecen
"en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante
los hombres", serán una preciosa ayuda para la edificación
de la comunidad familiar para la misma santificación de los
padres. (Familiaris Consortio, 1981)

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