“En
primer lugar lo que tenemos que valorar, y que fue de alguna manera una
intuición del Papa Francisco, es un sínodo sobre la familia. Esa es la
primera buena noticia. En un mundo que hay tantos temas, problemas
diversos, desde refugiados hasta problemas de guerras, poner a la
familia como un tema central y hacer dos momentos del Sínodo significa
que hay una gran sabiduría -yo diría- que saber que el centro de muchos
problemas, a veces se nos olvida”.
“La
Iglesia ha querido poner en la mesa principal de la reflexión la
familia como escuela de vida, como expresión de amor, de vida, el lugar
donde aprendemos las primeras relaciones fundantes de la vida,
fraternidad, paternidad, filiación, donde se empieza a socializar el
niño”.
“Como
todo Sínodo tiene su camino, tres semanas, con tres capítulos, estamos
en la última que son reflexiones más puntuales y que en eso puede haber
diversidad, somos obispos de todo el mundo, por lo tanto es normal. Lo
que yo tengo que rescatar -y no es para quedar bien con mis hermanos- es
el clima de confianza, de libertad, de hablar sinceramente, a veces con
posturas que pueden ser diversas, pero no en fracciones, puede ser si,
que hay personas que piensan de una manera, pero creo que en esto el
camino sinodal es caminar juntos, reflexionar y también saber que actúa
en nosotros el Espíritu Santo…”.
“Por
otra parte, el Sínodo no tiene que terminar con un documento, son
proposiciones al Santo Padre para que él vea lo que la Iglesia hoy
piensa acerca de la familia, los pastores, para que él con esos
elementos pueda, si le parece conveniente, hacer una exhortación
apostólica a toda la comunidad cristiana”.
Equipo de Comunicaciones - Arzobispado de Concepción
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